martes, 20 de septiembre de 2011

EL LENGUAJE ADOLESCENTE: ¿IMPORTANTE O NO?

¿POR QUÉ HABLA DE ESA MANERA? Es la eterna pregunta que se hacen los padres al oír hablar a sus adolescentes.

Ellos “los adultos” no entienden

Los adolescentes, en su ansia por separarse de los padres, deben ser originales y sienten predilección por todo lo extravagante y diferente. Este afán de estilo propio se manifiesta en la forma que tienen de vestir, hablar y relacionarse con sus amigos. Puede que, incluso, les de vergüenza hablar bien y con corrección, porque lo asocian a un modelo de persona "integrada", algo que ellos no quieren ser.




A esta edad no se valora hablar bien, con corrección y precisión, sino darse a entender con pocos y definitivos sonidos. Por eso, con frecuencia las palabras son reemplazadas por gestos. Además, para ellos todo es blanco o negro; el profesor es simpático o apestoso; la comida está rica o vomitiva; no tiene importancia si les resulta desabrida, dulce o agridulce.

¿Dónde aprenden ese lenguaje los adolescentes?

¿En qué academia de idiomas lo aprende? Por supuesto, no lo han aprendido de un libro, es algo que manejan entre ellos, en el grupo de amigos, en la calle.

El vocabulario de los adolescentes suele reducirse a pocos términos; utilizan mucho los tics, las muletillas, las frases coloquiales, superficiales y reiterativas, aptas para comunicarse con los amigos ya que comprenden el código. Y estas palabras parecen ser totalmente insuficientes para una relación con adultos, algo que les destaca y les concede la ilusión de creerse originales.

Un buen método de observación consiste en prestar atención a una conversación telefónica por mensajes de texto o por el msm o facebook. Los adolescentes demostrarán hasta qué punto son hábiles en el manejo de este idioma peculiar.

¿SABES QUE MIENTRAS MÁS LENGUAJE TIENE UNA PERSONA, MÁS POSIBILIDADES TIENE DE CONOCER Y APRENDER?

Los riesgos de hablar poco o mal pueden advertirse claramente. La pobreza del lenguaje puede indicar una pobreza de intereses, unos horizontes chatos o un mundo interior pequeño.

Una persona con variedad de experiencias, consciente de sus sentimientos y emociones porta una riqueza interior que ha de desbordarse en palabras. En síntesis, mientras más lenguaje tiene una persona, más posibilidades tiene de conocer y aprender.

Hay profesiones, en las que priman las destrezas orales, una buena expresión, estilo al hablar y escribir, etc. Y es algo que no se aprende de la noche a la mañana, es allí la importancia de poder educar a los adolescentes a hablar y escribir bien, aunque ellos no sean totalmente conscientes de
ello, los adolescentes se encuentran en una etapa de formación, pero esto no quiere decir prohibirles hablar a su modo por los medios de comunicación, claro que no, hay que dejarlos vivir su mundo, su etapa, que hablen como deseen, pero solo con los amigos, mas no en situaciones formales, en sí hay que enseñarles a hablar y comportarse de acuerdo al lugar en donde se encuentran.
Ayuda en la familia

Hay que fomentar la conversación en familia, como una manera de ayudar a los hijos a expresarse mejor. Los acontecimientos diarios, los anecdóticos y los importantes, pueden convertirse en un buen punto de inicio para charlar. Así, podremos darnos cuenta de si su pobreza verbal se debe a un desconocimiento de términos, a un mimetismo con su grupo de amigos o, lo que resultaría más grave, a una falta de intereses.





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